jueves, 23 de junio de 2011

¿Y si los hombres menstruaran y nosotras no?

Os dejo un extracto de Gloria Steinen que creo bastante curioso. Espero lo disfrutéis.




"¿Qué pasaría si, por ejemplo, de repente, mágicamente, los hombres menstruaran y las mujeres no?
La respuesta es clara: la menstruación se convertiría en un evento masculino envidiable y lleno de orgullo.
Los hombres alardearían acerca de la cantidad y la duración.
Los muchachos marcarían el inicio de la menstruación, que se alargaría como una prueba de virilidad, con un ritual religioso y fiestas.
El congreso fundaría un Instituto Nacional de Dismenorrea para ayudar a que terminen las incomodidades mensuales.
Los artículos sanitarios serían proporcionados por el gobierno, sin costo (claro que algunos hombres pagarían por el prestigio de las marcas comerciales como los tampones "John Wayne" o las toallas sanitarias "Mohamed Alí".
Los militares, políticos de derecha y religiosos fundamentalistas citarían a la menstruación como l aprueba de que sólo los hombres podrían servir en la Armada ("Tienes que sangrar para hacer sangrar") o para ocupar puestos políticos ("¿Podrían las mujeres ser agresivas sin ese ciclo gobernado por el planeta Marte?"), ser sacerdotes y ministros ("¿Cómo podría una mujer dar su sangre por nuestros pecados?") o rabinos ("Sin la pérdida mensual de impurezas, las mujeres se mantienen sucias").
Radicales, políticos de izquierda, místicos, etc, insistirían en que la mujer es igual, sólo diferente y que cualquier mujer puede asumir sus rasgos si está dispuesta a infringirse una gran herida cada mes ("DEBES dar sangre a la revolución"), reconocer la preeminencia de temas menstruales o subordinar su personalidad a la de todos los hombres en su "Ciclo de Iluminación". Los muchachos en la calle alardearían "Uso de las toallas más gruesas" o responderían a frases como "¡Hombre, te ves bien!", diciendo "¡Si, es porque estoy en mis días!". Los programas en la televisión tratarían el tema largamente ("los días felices") lo mismo los periódicos ("JUEZ CITA A ESTRÉS PREMENSTRUAL AL PERDONAR A VIOLADOR") y las películas ("Hermanos de sangre").
Los hombres convencerían a las mujeres que las relaciones sexuales son más placenteras "en esa época del mes". Se diría que las lesbianas temen a la sangre y a la vida en sí, quizá sólo necesitarían un hombre que menstruara lo suficiente a su lado.
Por supuesto, los intelectuales ofrecerían argumentos más morales y lógicos: ("¿Cómo podría una mujer manejar cualquier disciplina que demandara un sentido del tiempo, espacio, matemáticas, sin ese preciado regalo que es regir los ciclos de la luna y los planetas y en sí de regir cualquier cosa?") En los campos de la filosofía y la religión ("¿podrían compensar las mujeres la pérdida del ritmo del universo? ¿o por su falta de muerte y resurrección simbólica mensual?")
Los liberales de cualquier campo tratarían de ser amables: "El hecho de que esas personas no tengan el regalo de dar vida o conectarse con el universo es ya suficiente castigo".
¿Y cómo se le enseñaría a una mujer a reaccionar? Uno podría imaginar a las mujeres tradicionalistas aceptando todos los argumentos con un masoquismo leal y sonriente (organizaciones instarían a las amas de casa a herirse una vez al mes, se diría que la sangre del esposo es tan sagrada como la de Jesús y ¡también muy sexy!).


Las reformadoras intentarían imitar a los hombres, pretendiendo tener un ciclo menstrual. Todas las feministas explicarían hasta el cansancio que los hombres, también, necesitan ser liberados de la falsa idea de la agresividad por influencia de Marte, así como las mujeres tendrían que escapar de la envidia por la menstruación.
Las feministas radicales añadirían que la opresión y lo no menstrual es la base de todas las opresiones ("¡Los vampiros fueron los primeros que lucharon por la libertad!").
Las feministas culturales desarrollarían una serie de imágenes desprovistas de sangre en el arte y la literatura. Las feministas socialistas insistirían que sólo en el capitalismo los hombres son capaces de monopolizar la sangre menstrual.
Resumiendo, si los hombres pudieran menstruar, las justificaciones de poder podrían durar por siempre.


Si se lo permitimos."




Gloria Steinem (1984): "Outstrageous Acts and Everyday Rebellions".

3 comentarios:

  1. Así que las preocupaciones y vivencias de los hombres son más importantes y más serios que los de las mujeres. Y esto ha sido así desde hace siglos.
    Es evidente que los hombres y las mujeres no somos iguales pero ya va siendo hora de cambiar prioridades.
    Ah, me gustó mucho el extracto :D

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  2. XDDDDDDD...Esto si que es una reflexión de 5 estrellas.

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